¿Por qué es importante? Mantener una dieta baja en sal y grasas saturadas es clave para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estos cambios en la alimentación ayudan a proteger tu corazón y a mantener un peso saludable.

Recomendaciones para reducir la sal:

  1. Cocina en casa: Controla la cantidad de sal que añades a los alimentos.
  2. Elige alimentos frescos: Los alimentos procesados suelen contener altos niveles de sal.
  3. Usa hierbas y especias: Opta por alternativas como el ajo, la pimienta, el orégano y el tomillo para dar sabor.
  4. Revisa las etiquetas: Busca productos etiquetados como “bajo en sodio” o “sin sal añadida”.

Recomendaciones para reducir las grasas saturadas:

  1. Opta por grasas saludables: Prefiere el aceite de oliva, aguacate y frutos secos en lugar de mantequilla o manteca.
  2. Elige cortes magros de carne: Retira la piel del pollo y elige cortes de carne con menor contenido de grasa.
  3. Limita los productos lácteos enteros: Prefiere leche y yogures bajos en grasa.
  4. Cocina al horno o al vapor: Evita las frituras y métodos de cocción con aceites saturados.

Ejemplo de un día de dieta baja en sal y grasas saturadas:

  • Desayuno: Avena con rodajas de plátano y una pizca de canela.
  • Almuerzo: Pechuga de pollo a la parrilla con ensalada de hojas verdes, tomate y aderezo de aceite de oliva.
  • Merienda: Una manzana o puñado de almendras sin sal.
  • Cena: Pescado al horno con limón y espárragos al vapor.
  • Bebidas: Agua, té sin azúcar o infusiones de hierbas.

¡Recuerda! Pequeños cambios en tu alimentación pueden tener un gran impacto en tu salud. Consulta a tu médico o nutricionista para obtener un plan personalizado.

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