¿Por qué es importante? Mantener una dieta baja en sal y grasas saturadas es clave para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estos cambios en la alimentación ayudan a proteger tu corazón y a mantener un peso saludable.
Recomendaciones para reducir la sal:
- Cocina en casa: Controla la cantidad de sal que añades a los alimentos.
- Elige alimentos frescos: Los alimentos procesados suelen contener altos niveles de sal.
- Usa hierbas y especias: Opta por alternativas como el ajo, la pimienta, el orégano y el tomillo para dar sabor.
- Revisa las etiquetas: Busca productos etiquetados como “bajo en sodio” o “sin sal añadida”.
Recomendaciones para reducir las grasas saturadas:
- Opta por grasas saludables: Prefiere el aceite de oliva, aguacate y frutos secos en lugar de mantequilla o manteca.
- Elige cortes magros de carne: Retira la piel del pollo y elige cortes de carne con menor contenido de grasa.
- Limita los productos lácteos enteros: Prefiere leche y yogures bajos en grasa.
- Cocina al horno o al vapor: Evita las frituras y métodos de cocción con aceites saturados.
Ejemplo de un día de dieta baja en sal y grasas saturadas:
- Desayuno: Avena con rodajas de plátano y una pizca de canela.
- Almuerzo: Pechuga de pollo a la parrilla con ensalada de hojas verdes, tomate y aderezo de aceite de oliva.
- Merienda: Una manzana o puñado de almendras sin sal.
- Cena: Pescado al horno con limón y espárragos al vapor.
- Bebidas: Agua, té sin azúcar o infusiones de hierbas.
¡Recuerda! Pequeños cambios en tu alimentación pueden tener un gran impacto en tu salud. Consulta a tu médico o nutricionista para obtener un plan personalizado.